Cuento Clásico Infantil - El gato con botas

CUENTO POPULAR INGLÉS

Érase una vez un molinero de bajo recursos que dejó a sus tres hijos por herencia un molino, un asno y un gato. El molino fue para el hijo mayor, el asno para el segundo y el gato para el más joven. El último de sus hijos se lamentó de su suerte en cuando supo lo que era.


—¿Qué va hacer de mí? Mis hermanos trabajarán juntos y harán Dinero, pero yo sólo tengo un gato.

El gato escuchó las palabras del joven y decide ayudarlo y dijo:

—No se preocupe joven, puedo ser más útil y valioso de lo que piensa. Le pido por favor me regale un saco y unas botas para andar entre los matorrales.

Aunque el joven no creyó lo que le dijo el gato, le dio lo que pidió pues sabía que era un gato muy astuto.

Poniendo en marcha su plan, el gato recogió algunas zanahorias y fue al bosque a cazar conejos. Con el saco lleno de conejos, se dirigió hacia el palacio y consiguió ser recibido por el rey.

—Su excelencia, soy el gato con botas, fiel servidor del marqués de Carabás — fue el primer nombre que se le ocurrió al gato—. El marqués le ofrece estos obsequios.

Los conejos le agradaron mucho al rey.

Al día siguiente, el gato con botas fue al bosque y cazo un jabalí. y se lo llevo al rey, como otro obsequio del marqués de Carabás.

Por varias semanas, el gato con botas cazo más animales para obsequiárselos al rey. El cual estaba muy complacido con el marqués de Carabás.

Un día, el gato se enteró que el rey iba al río en compañía de su hija, la princesa, y le dijo al joven:

—Haga lo que le pido mi señor, vaya al río y báñese. Yo me encargaré de lo demás.

El joven le hizo caso al gato con botas. Cuando la carroza del rey pasó junto al río, el gato grito con todas sus fuerzas:

—¡Socorro, socorro! ¡El marqués de Carabás se está ahogando!

Recordó todos los obsequios que el marqués le había dado, el rey ordenó ayudar al joven. Como el supuesto marqués de Carabas se encontraba todo mojado y su ropa se había llevado la corriente del río, el rey ordenó que lo vistieran con el traje más elegante y lo invitó a pasar al carruaje. Adentro del carruaje estaba la princesa quien se enamoró inmediatamente del apuesto joven marqués de Carabás.

El gato, alegre de ver que su plan empezaba a dar resultado, fue delante de ellos. Al encontrar unos campesinos que trabajaban en un enorme terreno, les dijo:

—Señores campesinos, si el rey les pregunta a quién pertenece este terreno, deben decirle que pertenece al marqués de Carabás. Si lo hacen recibirán una gran recompensa.

Cuando el rey se detuvo a preguntar, los campesinos contestaron:

—Su excelencia, este terreno pertenece a mi señor, el marqués de Carabás.

El gato, diendo delante de la carroza, les decía lo mismo a todos los campesinos que encontraba. El rey pregunto lo mismo a cada campesino y cada respuesta, le asombraba más de la riqueza del señor marqués de Carabás.

Finalmente, el astuto gato llegó hasta el más esplendoroso castillo que tenía por dueño a un horripilante ogro. Por todas las tierras que había pasado el rey pertenecían a este castillo.

El gato sabía quién era ese ogro y pidió hablar con él. Para no ser rechazado, le dijo al ogro que le era imposible pasar por su castillo y no tener el privilegio de saludarle. El ogro sintiéndose alagado le permitió entrar.


—Señor, he oído que usted tiene el increíble don de transformarse en cualquier animal que desee —dijo el gato.

— Es verdad dijo el ogro—, y para probarlo me transformare en león.

Al gato le dio miedo de tener a un león tan cerca. Pero sin embargo, estaba decidido a seguir con su plan.

Cuando el ogro volvió a su forma normal, el gato le dijo:

—¡Sus habilidades son asombrosas! Pero seria más extraordinario que usted se convirtiera en algo mas pequeño como un ratón.

—Por supuesto que puedo—dijo el ogro molesto.

Cuando el ogro se transformo en un ratón, el gato lo atrapó y se lo comió.

Al ver que se acercaba el carruaje, el gato corrió hacia las puertas del castillo para darle la bienvenida al rey:

—Bienvenido al castillo del señor marqués de Carabás.

—¿Cómo, este castillo también le pertenece al señor marques de Carabás? —exclamó el rey.

El rey asombrado por la fortuna del marqués de Carabás, dio su permiso para que se casara con la princesa.

El joven que antes había sido pobre se convirtio en un príncipe gracias a la astucia del gato con botas. El joven nunca olvidó lo que el gato hizo por el y lo recompensó con una capa, un sombrero y un par de botas nuevas.